
Que es un truco
comercial típicamente capitalista para mover el dinero como consecuencia de la
obsolescencia programada no resulta hoy un gran descubrimiento. Pero me llama
muchísimo la atención cómo se ponen de
moda algunas palabras y expresiones.



Estoy hablando
del adjetivo ESPECTACULAR. No hay conversación en la que no aparezca la palabra
para calificar algo fuera de serie, algo vistoso o que llame la atención
especialmente. Normalmente está bien utilizada pero puede oírla en dos minutos
de radio pronunciada tres veces por la misma boca contra dos de su interlocutor
aunque no estén de acuerdo en lo que hablan. No cuente las veces en esas
revistas de variedades matutinas de la tv abierta o de cable, es igual. Todas
podrían llamarse “Mañanas Espectaculares”. Pareciera que no existen otros
adjetivos útiles para ese fin.
Este rico idioma
nuestro mezclado con nuestra forma de ser que nos permite ser hiperbólicos sin
parecerlo, ha hecho de fantástico, maravilloso, sensacional, grandioso,
buenísimo, palabras en vías de extinción.
Espectacular se
utiliza para sabores, recetas de cocina, olores, sensaciones, recuerdos,
orgasmos. Sí, escuchaba a una amiga que hablaba de un orgasmo espectacular. A
menos que sea el de Meg Ryan, bien fingido, en público y literalmente perteneciente
al ámbito del cine y el espectáculo, me pregunto si no sería más propio un
adjetivo un poco más íntimo como rico, inolvidable, insuperable, sabroso,
desgraciadamente irrepetible… no sé,
digo yo, que no soy ninguna autoridad en este tema que ya ni manejo.
Cuando dicen
es-pec-ta-cu-lar, algunas personas lucen como acabando de inventarla, tanto que
parecen sus dueños y provoca pedírsela prestada. Posiblemente por eso a algunos
les suena como si la usaran a escondidas. Aquellos, los dueños, cogen aire, la
sueltan y a la altura de la P explotan los labios que apretaron después de la S
en la primera sílaba y al tiempo de una ligera batida de hombros trancan el
aire para preparar esa C intercalada que antes de la T pronunciarán con un
gesto de corta arcada y ascenso de diafragma, y terminar con una R final bien
marcada. Claro, si es que luego del esfuerzo previo hay ánimo para ese vibrato de lengua. Lo sorprendente es
que todo esto se hace con una altivez e impostura de voz que a uno no le queda
duda… Esa vaina es de ellos.
Pobres, no saben
el tesoro de palabras con que cuentan y se conforman con esa única reciclable
monedita de un céntimo en el bolsillo.

Es la palabra “EXCELENTE”.
Una de las circunstancias es cuando se califica una acción, un resultado o un
producto. El calificador la dice de manera casi imperativa y la actitud es de
un conocedor, o sea, “si te digo que es excelente, es excelente”. Si por
ejemplo fuera un vino lo calificado, entonces el sujeto sonará como enólogo.

Por cierto, el
lema de la chapa debería decir: Estoy excelente, pregúntame por qué… si tuviera la respuesta, eso sí sería un
negocio.
Nicolás Baselice
Wierman.
@nbaselice
Caracas, septiembre 2014
P.S. Saludamos el
retorno del portal Código Venezuela a nuestra cotidianidad. ¡Enhorabuena!
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