viernes, 17 de enero de 2014

Maduro… ¿Y si fuera el hampa?

Desde el comienzo del Gobierno de Nicolás Maduro, y aún antes, el discurso oficial apuntó a la denuncia de conspiraciones y desestabilizaciones, de golpes y golpistas. Estas acusaciones terminan convertidas en “excusaciones” en el entendido de que siempre surgen como explicación a fallas en responsabilidades gubernamentales de toda índole, ya sean de provisión de alimentos y productos del hogar, de salud y atención hospitalaria o seguridad ciudadana.
Para ser equitativo habría que decir que también en sectores opositores al Gobierno se fantasea con la irrupción militar en la solución de esta situación que a su entender “no aguanta un día más…” argumento que por cierto es el mismo desde hace más de diez años.
De tal manera que en materia de Golpe nos movemos en un abanico que va del cuento del lobo feroz del Gobierno a la ensoñación de una parte de la oposición.

Para un Golpe, en su versión clásica, se necesita poder de fuego, dinero para financiar operaciones y alguna capacidad organizativa social lo que tradicionalmente queda cubierto por militares, empresarios y políticos respectivamente.

El Gobierno de Venezuela es un Gobierno militar desde su concepción hasta su composición. Se evidencia en la gramática discursiva (batallones, guerra, Comandante en Jefe), en las formas (chaquetillas seudomilitares, paradas de funcionarios uniformados de rojo) y en el gran número de cargos ocupados por militares activos, retirados y reinsertados (si es que así se denominan). Esto sin mencionar el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (Cesspa) que más que                                                                                                                 controlar hacia afuera parece servir más 
                                                                                        a los militares para controlar y cercar hacia 
                                                                                        adentro, vale decir, al Presidente.
Estemos claros, en este país el poder de fuego, el dinero y el control social es, para fines prácticos, monopolio del Gobierno. Soñar con un Golpe que justifique al Gobierno o que salve a la oposición no pasa de ser eso: un sueño, afortunadamente.
Pero... ¿Y si fuera el hampa?

A ver. Está demostrado que los delincuentes en Venezuela están mucho mejor equipados en armas y explosivos que policías y militares (mientras éstos no apelen a tanques y artillería, supongo). Ya sean colectivos armados que toman zonas urbanas en las que la Policía no entra o “agentes libres” u organizados en pandillas y bandas o en esa supra estructura que sabemos que existe dentro de las cárceles. Esa suerte de Ejecutivo Nacional del Hampa que desde centros penitenciarios maneja muchas de esas bandas y pandillas y que se estructura en pirámide, en perfección envidiable, en pranes, luceros, carros; manejan unas cantidades asombrosas de dinero que administran eficientemente y surten de alimentos, municiones, armas, facilidades, drogas y entretenimiento a sí mismos y su entorno, según salió a la luz en cárceles como la de El Rodeo.

Cuando los pranes o líderes negativos, como gusta llamarlos el Gobierno, conversan con la ministra de cárceles lo hacen en un tú a tú que sorprende. Se dirigen a la “autoridad” desde una posición de fuerza que ya quisieran algunos trabajadores para la discusión sus contratos colectivos. En la guerra planteada entre el hampa y la autoridad, donde la mayoría de las bajas la pone la población inocente, si vemos los números, definitivamente la delincuencia gana. Y es lógico, le gana a un Gobierno que no es capaz de ordenar el tránsito de motorizados en la vía pública ni prever los ya tradicionales desmanes en entierros de malandros de los que se sabe un día antes.

El desalmado y alevoso asesinato de Mónica Spear ha hecho al Gobierno hablar de inseguridad. Se ha visto a Maduro hablarle a los delincuentes, a quienes antes invitó muy ingenuamente a dejar el delito y las armas, ahora de una manera menos suplicante pero en un tono que evidencia su posición de inferioridad frente a la delincuencia y la inseguridad. En algún momento le escuché decir que tenía “mapeadas” nacionalmente todas las bandas delictivas… ¿Y hasta allí? ¿Es acaso necesaria la ley desarme (Repromulgada y aún no reglamentada) para ir por sus integrantes y desarmarlos?... No los golpeen, no los apresen, no les violen sus derechos humanos, solo desármenlos y eso                                                         ya es bueno, preventivo y represivo a un tiempo.

Este sujeto que asesinó a Mónica no solo tiene prontuario, pertenece a una banda que hasta este momento en que escribo suma la docena de integrantes y que entre sus víctimas está un familiar del Director de la Policía Judicial y en ese caso la impunidad fue regla. De haberse actuado ¿Cuántas muertes se hubieran evitado hasta el 6 de enero?


Hoy informan las salas de teatro y algunos centros culturales que, dado el nivel de inseguridad, pasan sus funciones nocturnas a horas más tempranas. Ya lo venían haciendo los restaurantes con sus horas de cierre. El gobierno paralelo y de fuerza que es la delincuencia nos impone así un toque de queda de hecho.

Maduro… ¿Y si fuera el hampa la que está dando el Golpe y tomando el control? 
                                                                      Por lo visto ellos sí tienen con qué.








Nicolás Baselice Wierman.
@nbaselice
Caracas, enero 2014








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