
Cierto es,
hoy en febrero de 2013 lo sabemos, que le ha sacado buen provecho político a su
condición de salud con “desapariciones” necesarias por su tratamiento y
“reapariciones” que, aunque cortas, por la energía que mostraba, daban cabida a
la duda. Fue por eso que se comenzó a hablar de que la tal enfermedad no
existía, de que todo era mentira, incluso de la misión lástima según la cual se
armaba todo este tinglado para sumar solidaridades a su alrededor, muy
necesarias en los tiempos electorales que corrían.
Personalmente
me asaltaba la duda ante los testimonios de amigas muy cercanas (Nunca de
hombres, parece que ellas son más abiertas a contar sus experiencias) que
habiendo pasado y sobrevivido al cáncer y sus tratamientos “demoledores”,
argumentaban en contra de la veracidad de la historia del Presidente por sus
demostraciones súbitas de vigor.
En
conversaciones controversiales en torno al “sí, es cierto, y el no, no es
verdad” dejaba una idea que intentaba mediar entre ambas y decía: Creo que el
Presidente no está tan sano como él dice ni tan enfermo como muchos desearían.
Ante la
inminencia de la enfermedad pareciera que, ciertamente, se trató de armar una
estrategia comunicacional que produjera algún provecho. Creo que la aparición
en la Habana comentada al principio, fue premeditada. En ella el Presidente
lee, cosa a la que no nos tiene acostumbrado, con anteojos que no suele usar en
público y con aspecto derrotado, esto no surtió el efecto esperado de la
solidaridad piadosa sino todo lo contrario y, acto seguido, se cambió la
estrategia a la del súper humano que soporta eso y más. De allí, su aseveración,
siempre oportuna, de que ya estaba totalmente sano.

Una persona
que se hace llamar “Revolucionaria” con todo lo que implica en la jerga
guerrera de este gobierno y que, a las primeras de cambio, elimina la palabreja
de su grito de guerra, me recuerda el chiste aquél de quien, ante el lecho del
moribundo, le ruega a la muerte “llévame a mi” y la muerte se presenta y
pregunta “a quién debo llevarme” y el personaje contesta con amuñuñamiento de labios que señalan al
enfermo.
Entonces ni
era grito de guerra ni conllevaba ninguna convicción, sólo era un slogan vacío y
propagandístico que lo hacía lucir resteado del tipo “Tenga este vehículo y sea
superior” (?).

No soy
partidario de esa conseja tonta de que “todo
lo malo se devuelve” y para muestra están Francisco Franco, Augusto
Pinochet, Juán Vicente Gómez; todos murieron en su cama relativamente
tranquilos y en el poder o con él (caso Pinochet). Pero si el reporte sobre la
salud del Presidente publicado hoy en el ABC de España fuera cierto (y hay
indicios de que pudiera serlo por lo que va sucediendo en Venezuela en los días
que corren), lo que sí creo es que una persona con el desarrollado pensamiento
mágico del presidente Chávez, en su lecho de enfermo, en sus espacios de
lucidez, sí debe estar pensando que la vida le está cobrando todo lo que, desde
su más que demostrado resentimiento, hizo en contra de tantas personas, a la
vista de todos en cadena nacional y desde la intimidad secreta y perversa del
poder totalitario, como comienza a develarse.
Así, mientras
lo que tenemos como Gobierno en Venezuela devalúa el bolívar de 4.30 a 6.30 por
cada dólar, el PSUV, partido del presidente Chávez, anuncia que pondrá buzones
en 335 municipios para enviarle "mensajes de amor, estímulo y
agradecimiento"…
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exorcismos.