miércoles, 22 de abril de 2020

Lalo, el hielo y Europa. In Memoriam





"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo..."

García Márquez, Cien años de soledad.

Este párrafo tan conocido siempre me recuerda a mi compadre.

Eladio era estudiante de la facultad de Ciencias, Química para ser exactos. Yo de la Escuela de Arquitectura y vecino de los laboratorios. Coincidimos una tarde en los pasillos de la UCV y me invitó a conocer el suyo, "su laboratorio". Él no lo sabía, pero siempre me han maravillado esos sitios.

Luego de un pequeño tour, una demostración:

Tomó una manguerilla de goma flexible, la introdujo con cierta precaución en un bote de aluminio humeante, como si contuviera hielo seco. Inmediatamente la sacó y la golpeó contra el mesón de trabajo y la manguerilla se quebró en pedacitos... se había cristalizado en un segundo... magia pura. Era nitrógeno líquido. 

Me explicó entonces que los gases se licúan a bajísima temperatura y ese frío extremo había cristalizado la goma en cuestión. Fascinante.

Muchos años después, nos recibió en su casa en Pushheim, Alemania, un pueblo a 20km de Múnich donde Eladio hacia un postgrado en año sabático.
Lalo y yo ya éramos familia, su mujer y la mía, Tere y Maritza son hermanas y mi hijo menor su ahijado. Allá estuvimos durante un mes. Era verano y rodamos por varios pueblos de varios países, por tierra, alternándonos el volante.

Cómo dije, ya éramos familia dentro de otra más grande y sumábamos catorce. Tres generaciones bajo un mismo techo. Fue nuestro hermano mayor, padre sustituto de mis hijos, nuestro catedrático doméstico, y nos hicimos grandes todos juntos y digo grandes como en el sur, porque viejos, solo algunos de nosotros.

Conocí su laboratorio en Múnich, me hizo el tour (yo en un laboratorio alemán. Disney world pues) y de nuevo...

La cristalización de la goma flexible.

-Lalo <le dije> tantos años y tantos kilómetros y me vienes con el mismo acto de magia del nitrógeno... y reímos.

Pues resulta que Hollywood lo descubrió después y utilizó el nitrógeno líquido para destruir todo tipo de enemigos implacables como en Terminator. No me sorprendieron. Para mí, el truco ya era un clásico y mi compadre Eladio un visionario.

Lalo me enseñó "el hielo" y, a la inversa de Colón en su tercer viaje, me llevó a descubrir Europa en el primero de los míos.

Este lunes, Lalo partió con la mayoría, al decir de Sabater. Lo hizo en silencio con la discreción que fue su marca. Era temprana la noche, seguramente fresca, como suelen ser en ese cerro donde, desde muy joven, decidió pasar la vida con su inseparable ElmeTere.
      

Al vacío por tu partida antepongo la certeza de que viviste la vida que quisiste, la que desde muy temprano diseñaste con Tere. Con altas y bajas, claro, es la vida. Pero también con hijos brillantes, nietos hermosos, cariños, vinos, buen café y mucho de reír... soy testigo.

Hablando de la muerte decías a Tere:

"yo primero y de un solo golpe"

y así fue.
Qué más se le puede pedir a la vida.

Compadre, auf wiedersehen .



Nicolás Baselice Wierman.
@nbaselice en twitter
Instagram @nbaselice
Abril 2020.

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