abierto de Australia 2014 . Este triunfo tiene sabor venezolano” eso dijo el comentarista de la cadena de televisión deportiva ESPN y despidió la transmisión dejándome como en película de ciencia ficción: en suspensión animada.
Vi el partido,
lo enganché ya comenzado y por lo tanto me salté los comentarios precedentes.
Esta Garbiñe tiene un juego fluido y hermoso, con recursos para adaptarse al
oponente y mucha serenidad y presencia en la cancha. Jugaba con la número 10
del mundo y allí estaba ella con coraje desde su puesto 38.
Por ese
“sabor venezolano” convertido en curiosidad criolla descubrí que,
ciertamente, Garbiñe Muguruza nació en Caracas el 8 de octubre de 1993 y en
2005, a los 12 años,
trasladó su vida a Barcelona, junto a su padre español y
su madre venezolana.
Como todo está
en internet, así también se enterarían en la Federación de tenis, ésta lo pasó
al Ministerio del Deporte y de allí a Miraflores. En periplo contrario llega a Garbiñe
la oferta, casi sin límites, de financiar su carrera deportiva si ella decide
participar, en adelante, por Venezuela.
… Como otro logro de la Revolución pués.
En la oferta se incluye cubrir económicamente su participación en cualquier
torneo que desee, pertenecer a la selección nacional e, inclusive, ir a las
olimpíadas.
Ciertamente no
es la primera vez que el Gobierno de Venezuela patrocina, subvenciona o
financia deportistas en rangos profesionales y el más emblemático ha sido
Pastor Maldonado. Soy de los que creen que ese dinero colocado tras
deportistas, independientemente de sus resultados, siempre será un dinero que
está bien gastado y a la vista de los contribuyentes nacionales.
En el caso de
la Fórmula 1 siempre hay investigación y desarrollo que se traslada a la
cotidianidad tecnológica del mundo.
De Pastor digo: no se llega a ese nivel
sino a punta de talento. Que a usted le caiga bien o no es otra historia. Pero
siempre me pareció fascinante la contradicción que desnuda al Régimen cuando patrocina la participación
de un venezolano en la más elevada expresión del Capitalismo en el deporte: la
Fórmula 1.
Ahora bien, el
intento gubernamental de apropiarse del talento e imagen de Garbiñe en su
lógica de “Mejor comprar hecho que producirlo” para luego explotarlo a favor de
la Revolución (y no creo estar adivinando nada) es, por decir lo menos,
interesante. Me encantaría ver a los funcionarios tratando de explicar (o de
esconder) el hecho de que esta familia haya emigrado de Venezuela dentro del
lapso en que muchos pensaron hacerlo en vista de lo ya vivido, para ese
momento, en revolución y que quienes lo pensaron y no lo hicieron hoy están
arrepentidos.
Tener que explicar el desarrollo de Garbiñe gracias a que lo hizo
en el extranjero no sería fácil para el régimen y hacerlo diciendo que se dio a
pesar de estar en otras tierras, no sería creíble y movería a risa.
No sé las
razones ni condiciones en que la familia Muguruza decidió su mudanza, pero no
me nieguen que da para alimentar la contradicción, el chisme político y la
leyenda urbana.
De momento
Garbiñe no decidirá, según sus propias declaraciones, hasta el año 2015. A
nuestros radicales de toda pelambre les pido que, cualquiera que sea la
decisión de Garbiñe, no la agarren contra la muchachita. Es joven, es buena, es
una fajada (entrenó seis meses desde una silla de ruedas por una lesión de
tobillo), va en ascenso porque así lo decidió y esos valores son universales e inspiradores mientras que la geografía en que se nace es siempre un accidente. Si no fíjense, yo también nací en Caracas ¿Y?
Así que
comience a deletrearlo y vaya de despacio a más rápido hasta que lo logre
porque de repente habrá que pronunciarlo de corrido en cualquier
conversación: GARBIÑE MUGURUZA.
Nicolás
Baselice Wierman.
Caracas, enero
2014