miércoles, 3 de abril de 2019

El apagón, la oscuridad primitiva.

Es marzo, es once, es Venezuela. A las siete de la mañana de este día todavía un porcentaje del país se mantiene a oscuras, tanto, que se han suspendido las actividades académicas y laborales en todo el territorio nacional.
Todo, consecuencia de la interrupción del servicio eléctrico desde el jueves anterior a poco menos de las cinco de la tarde, momento desde el cual muchas de las zonas apagadas no han recibido ni un minuto de servicio, como el estado Zulia, durante un intento de restitución del servicio que ha resultado espasmódico a lapsos promedio de unas diez horas de sí contra otras tantas de no.
Si bien es cierto que este ha sido un apagón record, también es verdad que este evento es solo un escalón más en las ya consuetudinarias fallas del servicio.







En Venezuela tenemos un generador de energía hidroeléctrica de los más importantes del mundo, lo llamamos Guri. Fue proyectado en el extremo sudoriental del territorio y destinado a proveer de electricidad a las llamadas empresas básicas de Guayana, que en la transformación del hierro (minería) en aluminio y acero (industria suderúrgica) requieren de un inmenso, y digo inmenso, consumo de energía eléctrica. Si de esa generación, luego de su consumo primordial, quedaba algún excedente, se transmitiría al resto del país y hasta se exportaría, a Brasil por ejemplo, como de hecho sucedía en los tiempos en que, tanto Guri como la siderúrgica, funcionaban a plenitud.

Con el correr del tiempo, por razones objeto de otro artículo, la siderúrgica bajó su producción casi a cero y Guri por su parte fue perdiendo la operatividad de varias de sus turbinas.
Por otra parte, el resto del país se alimentaba de energía eléctrica desde generadores de sistemas termoeléctricos algunos e hidroeléctricos otros, según la geografía, y en conjunto constituían el Sistema Eléctrico Nacional. Sistema este que contaba con reservas de contingencia, que en casos extremos de fallas como la presente, recuperaban el servicio en un máximo de dos horas llevando a cabo trabajos con protocolos establecidos para emergencias y ni de lejos consideradas como acciones heroicas.

Pues de la misma manera en que Guri perdió la operatividad de sus turbinas, el Sistema Eléctrico Nacional perdió paulatinamente operatividad y se fue "acostumbrando" a depender del suministro de Guri, que ahora, sin la solicitud de las empresas básicas y aun trabajando a bajo porcentaje de su capacidad, era puro excedente.

Esquema grosso de nuestra expresión
"Un solo cable desde Guri"
Es así como se estableció, digámoslo coloquialmente, un solo cable desde Guri, en el extremo sudoriental del país, hasta Táchira o Zulia en el extremo occidental opuesto. Eso trajo como consecuencia que cualquier alteración en la generación o en la distribución produjera interrupciones de cierta duración en regiones determinadas, particularmente en las más alejadas del origen en Guri, en caso de generación, o en las más cercanas a la perturbación en caso de distribución.
Decíamos que es un escalón más en los ya consuetudinarios fallos eléctricos en todo el país. En el año 2010 ya se decretó una emergencia eléctrica, tan lejos como que Hugo Chávez vivía, y esa circunstancia permitió que el dinero asignado, que en tanto emergencia se adjudicó sin licitaciones y, por lo visto, sin seguimiento y control, se consumiera en plantas termoeléctricas y otras modalidades (se habló de barcos generadores para hacer, supongo, cabotaje itinerante de suministro) que luego supimos que eran equipos de segunda mano, facturados como nuevas y con sobreprecios considerables. Y allí están, solo que no funcionan, o no se instalaron, o sí, pero se abandonaron y muchos etcéteras.

Para los responsables de este servicio, para su imagen y sustentabilidad de su discurso quiero decir, no es lo mismo que no haya electricidad en una región, o dos de ellas, que solo afecta directamente a sus habitantes mientras el resto de la población le parecerá muy malo pero lo percibe, inevitablemente, como lejano, no es lo mismo, decía, que un apagón en más del 90 por ciento del país que hace inocultable y pone en conciencia de los ciudadanos en pleno y en simultáneo, la tragedia que supone no contar este servicio como consecuencia de la mala gestión sin atención de presente ni previsión de futuro.

Y es aquí donde estamos, perdiendo vidas siempre valiosas, perdiendo medicamentos que no sobran por cierto, perdiendo comida que tanto cuesta adquirir...

Las respuestas de Nicolás Maduro y su gente se circunscriben a un discurso épico-romántico de "venceremos el ataque hartero a nuestro sistema en esta guerra eléctrica del imperio" mientras que el ciudadano está esperando, ya no razones, ya poco importa, sino información técnica de logística y tiempos para certidumbre y comprensión de la situación. Por el contrario lo que se percibe es un auténtico desconocimiento de la magnitud del problema que tienen entre manos cuando en un primer momento el ministro a cargo ofreció solución en tres horas y ya estamos en el cuarto día... y el ministro por cierto, no ha vuelto a hablar.
La situación real es que, en vista de que la alteración, producto de un incendio muy cerca de Guri (generación) dejó fuera de servicio a la totalidad del país, cada estado o región deberá tratar de solventar con las subestaciones mal mantenidas o abandonadas, como ya dijimos, y "repartir" lo que haya de generación local, con criterio de prioridades que ojalá sean sensatas. Así hasta la reparación definitiva del accidente en Guri.
Termoeléctricas de Mérida. Inauguradas en 2010.
Abandonadas en 2012. Desmanteladas en 2016.
Imágenes actuales.


Un ejemplo, Caracas logra producir, con estos sistemas alternos en funcionamiento algo como 700 unidades (Mega Vatios, creo) mientras que el requerimiento es el triple, por lo cual esos 700 se van racionando y poniendo y quitando alternativamente en unas zonas u otras. Las malas lenguas dicen que priorizan los barrios populares, más por miedo a revueltas que por consideración de los desfavorecidos eternos, matando dos pájaros de un tiro al dejar así urbanizaciones tradicionalmente opositoras sin el servicio por tiempos mayores. Bueno, esto es Caracas que en ese sentido es la consentida. Siempre se ha temido a las reacciones de la capital. En estados del interior del país, donde los accesos a subestaciones son más intrincados y los abandonos más evidentes, obviamente la situación es mucho más apremiante.

Recuerdo en los primeros compases de esta tragedia al presidente Chávez, en el mismo plan épico pero desde el paternalismo populista, que aún hoy no sé si era cinismo o ignorancia pero, al final, definitivamente demagógico, declarar que si había que parar la siderúrgica y traer toda la energía de Guri a Caracas y al resto del país, pues "yo paro la siderúrgica. Primero está el pueblo" Digo que ignorancia o cinismo porque lo que realmente estaba detrás de semejante declaración era el ocultamiento de la necesidad de utilizar un recurso concebido para otro fin (Guri-Siderúrgica) por falta de planificación del recurso correspondiente. Además de que creo recordar que la siderúrgica ya estaba técnicamente parada en ese momento, en cuyo caso era definitivamente cinismo.

Parafraseando el dicho aquél: De aquellos apagones vienen estas oscuranas.

Tenemos la capacidad técnica, pero está del lado que no le gusta a Maduro y su gente, tenemos la capacidad instalada con unos jugueticos, que si bien están abandonados, visto lo visto, serían de relativa fácil recuperación. Eso es dinero, que también se puede obtener, solo que habría que ponerlo en manos diferentes a las que acabaron con las asignaciones referidas a la "otra emergencia" que es esta misma.
Escuchaba a un locutor de radio en "operativo especial por la emergencia eléctrica" muy condescendiente para mi gusto, decir: "Oremos para que el servicio eléctrico se restablezca pronto". Que me disculpe la gente de fe, pero se ora ante un desastre natural, ante una enfermedad. Esto de la electricidad entra en el ámbito del libre albedrío. Esto ha sido una decisión de humanos y es aquí, con los pies en la tierra que hay que solucionarlo.

De no ser así, nuestra oscuridad ya no será una metáfora.


Nicolás Baselice Wierman.
@nbaselice en twitter
Instagram @nbaselice
Marzo 2019.

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