miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Y después del Mago de Oz qué?


El hombre de paja reclama su cerebro y el mago le dice que ése es un deseo básico y vulgar “de donde vengo todos tienen cerebro pero existen las universidades donde se convierten en pensadores, inventores y eruditos. Pero tienen algo que tú no tienes… ¡un título!... ¡Yo te lo doy!”. Y listo.

El león no quiere ser miedoso y reclama Valor, a lo que el mago respone diciéndole que “los héroes, de donde vengo, lo parecen porque pasean sus galas con frecuencia. Pero  tienen algo que tú no tienes y yo te la doy… ¡Una medalla al valor!”... listo.

El hombre de hojalata pide tener corazón, quiere sentir. El mago le sugiere: “Mejor no tenerlo, son muy fáciles de romper. En mi país están los filántropos que tienen el corazón del mismo tamaño promedio de todos, pero si insistes, toma” y le da un corazón que “hasta late” (suena tic, tac…) Pero eso sí, le dice,Recuerda que un corazón no se juzga por cuánto ames sino por cuánto te quieran tus semejantes.”

A todas éstas, el Mago de Oz, antes, al ser descubierto había confesado ser un farsante pero “no soy malo, soy un hombre muy bueno pero la verdad, un mal mago.”

La muerte del presidente Chávez trajo a mi memoria el final de este cuento. Pienso que en mucho, fue un hombre de buenas intenciones pero un muy mal “Mago”. Y eso se podría medir por sus ejecuciones. Dividiendo para vencer, destruyendo para construir, arrebatando parar repartir, argumentando desde el resentimiento que, y es lo que me pareció siempre, él entendía como justicia. ¿Que era para favorecer a los más vulnerables? Digamos que sí, pero generando otra categoría de marginados, desasistidos y perseguidos.

El populismo, que aunque para algunos suene a mala palabra, es un recurso lleno de buenas intenciones  del que se echa mano cuando por incapacidad no hay mejores herramientas o por la urgencia de resultados y en todo caso sin visión de historia. Ésto usualmente no es sustentable en el tiempo, no hay riqueza que lo soporte, sobre todo cuando se torna en mero asistencialismo y luce como virtud.

El Mago de marras, del cuento de Lyman Frank Baum, cuando le da al hombre de paja su título, “porque cerebro tenemos todos”, enuncia un igualitarismo engañoso propio de la izquierda primigenia. Como ejemplo las universidades y carreras creadas en Venezuela con premura, bajo el gobierno del presidente Chávez, en las que se titulan profesionales con el criterio de la cantidad predominando sobre la calidad. Que si bien sirve para las estadísticas, no estoy tan seguro de que sirva para la insersión de profesionales en este demandante mundo ya globalizado. Se pone por encima del contenido la forma y la prisa. Y me pregunto: ¿Populismo, magia mala?… en fin.

Y al final, si damos por buena la sentencia del Mago de Oz con respecto a la valoración de un corazón, Hugo Chávez, en su condición de héroe-villano que justificó muchas de sus acciones desde el amor, hizo suyo el algoritmo del retorno geométrico del querer. A juzgar por las imágenes de sus exequias que la televisión nos ha mostrado durante todo el día de hoy 6 de marzo de 2013, en las que una gran multitud muestra dolor y agradecimiento legítimos.
Pero sigue siendo la mitad de la Multitud, escrito ahora con mayúscula. Otro dolor, otra tristeza.

Ciertamente en estos años, más allá de que estemos o no de acuerdo con las formas y los costos de intangibles en libertad y justicia, un porcentaje importante de los venezolanos elevó su nivel de vida. Sólo el futuro, más próximo que lejano, dirá si realmente salieron de la pobreza.

Sólo el futuro nos contará el verdadero final de nuestro Mago de Oz.
 


Nicolás Baselice Wierman.
@nbaselice en twitter
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Caracas, marzo 2013.

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