…Tú piensas en palabras, para ti el lenguaje es un hilo
inagotable que tejes como si la vida se hiciera al contarla. (…) Cada vez que
pienso en ti, así te veo, así nos veo, detenidos para siempre en ese lienzo,
invulnerables al deterioro de la mala memoria. Puedo recrearme largamente en
esa escena, hasta que siento que entro en el espacio del cuadro y ya no soy el
que observa, sino el hombre que yace junto a esa mujer. Entonces se rompe la simétrica
quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.
-Cuéntame un cuento - te digo.
-¿Cómo lo quieres?
-Cuéntame un cuento que no le hayas contado a nadie.
(Isabel Allende – Cuentos de Eva Luna)
Hoy que sé que puedes oírme te traigo ese cuento que nunca le
conté a nadie.
De la bitácora de tu nombre.

Era verano, era de tarde y tu cabello recogido allá arriba,
aunque era con un lápiz, me gusta imaginarlo con un hashi, ese palillo japonés
para comer, como el que tengo ahora en la mano, de buena madera y fino acabado
en barniz.

La reacción de sorpresa, risa y advertencia amorosa mas no
romántica fue:
“Después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”
Ahora entiendo porqué desechaste ese nombre…
por inútil.
Nicolás Baselice Wierman.
Diciembre 2018.
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